El placer de hacer exacto lo incorrecto, la paródica alegría de oponernos ante el resto, Yo te diré lo que podemos hacer, hablémonos a escondidas, estemos donde nadie este.
Miranda. Yo te diré
Entre tanta gente su mirada se cruzó con la de el, con su cara, con su sonrisa, con sus ojos verdes, se paralizo, no dijo ni una sola palabra, le sonrío. Volvió a pasar, allí estaba, tenia los nervios a flor de piel, con solo verle todo a su alrededor desaprecia, y es que en una sola milésima de segundo había conseguido a lo que algunos les llevaba meses, y no, no podía sacarse de la cabeza esa imagen.
Su pelo color marrón oscuro, sus ojos verdes que resaltaban debido al jersey de rallas verde y blanco, sus maneras, su sonrisa. Era tan natural, lo mas natural que había visto nunca.
Se imaginaba un día de invierno, alado de la chimenea de su casa de campo, sus ojos verdes brillaban más que nunca, y el se precipitaba hacia ella para darle el beso más bonito de la historia. Luego le tendría preparada la cama, lo tendría encima y le miraría a los ojos pero sin palabras le diría lo enamorada que estaba de el, empezaría a llover y serían uno los dos. Y al despertar estaría recostado a su lado mirándola, - “Buenos días princesa”.
Me he permitido soñar despierta durante unas horas el día de hoy, me gusta creer que los finales felices pueden llegar a existir…
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